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LA DOBLE MORAL

LA DOBLE MORAL Cada vez estoy más convencido de que mi cerebro funciona igual que si fuese un ordenador, vamos que me equiparo a cualquier máquina barata de esas que en cuatro días han decidido conquistar el mundo, tan sólo me diferencio en que utilizo conexiones neuronales en vez de circuitos de silicio, por un lado soy capaz de memorizar una gran cantidad de datos, de manera que puedo soltar de un tirón la filmografía de cualquier actor o director de cine que a mí me guste, o deducir en que álbum aparecía según que canción, por lo que deduzco que según mi equiparación con los ordenadores debería de tener un disco duro con bastante capacidad de almacenamiento, pero por otro lado soy incapaz de recordar que cené ayer, que día es el aniversario de alguien o cual es el camino correcto para ir a algún sitio que visité, quizás, el día anterior ya que sin duda se me habrá olvidado, por lo que siguiendo con mi equiparación hombre-máquina seguramente tengo muy poca memoria RAM. En el fondo no lo llevo mal, me he acostumbrado y quienes me rodean saben de este defecto recordándome lo despistado que soy. Fruto de esta capacidad para almacenar datos y situaciones vividas es que recuerdo cuando empecé a juntar letras y darme cuenta que estaba aprendiendo a leer, incluso les podría decir el lugar donde esto sucedió pero no viene al caso. También recuerdo que esta unión de letras se hizo frente a las páginas de un tebeo, por lo que siempre digo, muy orgulloso, que aprendí a leer con los cómics, se trataba de un cómic de Bruguera, y fruto de esa pasión por el séptimo arte es motivo que hoy en día continuo comprando y leyendo cómics. Quizás sea por eso que intente que M. siga por mi mismo camino, seguramente recordarán la canción: "(...) nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación (...)" pues nada, que hemos decidido que le empezaríamos a comprar su primera colección de cómics, y que mejor manera que elegir los títulos que consideráramos más interesantes de la colección que publica durante estos meses el diario El País, por allí están algunos de los grandes autores que he seguido desde pequeño, Eisner, Moebius, Hugo Pratt... pero hace pocos días C. me comentó que la colección tenia que haber llegado un poco más lejos y haberse adentrado en el cómic underground, publicando "Mr. Natural" de Crumb y "Ghost World" de Daniel Clowes, el primero finalmente no fue incluido en la colección por que aparecía una mujer con una flor en el culo ¿...? y el segundo por que aparecía la palabra "puta" en uno de los diálogos. Ante todo esto yo me hago la siguiente pregunta: ¿por que existe este tipo de censura sumerjida respecto a los cómics? ¿Acaso censurarían también los diálogos de una obra de Henry Miller o de Bukowsky? pues bien, esta es la doble moral de un diario que pretende ser de izquierdas.

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