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LA FRAGILIDAD DEL COLECCIONISTA

LA FRAGILIDAD DEL COLECCIONISTA Si ustedes son aficionados a escuchar música, más allá de disfrutar de perecederos himnos veraniegos, sino ávidos de interés por descubrir formaciones o estilos musicales que irremediablemente les llevará tarde o temprano al coleccionismo y/o acumulación de material musical por todas las estanterías de la casa junto con demás fetiches, ya sean entradas de conciertos o revistas musicales por poner algún ejemplo y seguramente dedican buena parte de su tiempo a desempolvar viejas glorias en tiendas que tan sólo cree uno conocer, para así encontrar aquel vinilo que faltaba y comprobar cómo en su cerebro se desencadena una curiosa reacción química de endorfinas que por unos momentos le invitan a levitar. Si todo esto lo han experimentado en alguna ocasión, seguramente se habrán interesado por una película llamada "Alta Fidelidad", dirigida por Stephen Fears y que como pocas definen la contradictoria personalidad del coleccionista de discos. El film es la adaptación de la novela de Nick Hornby. Para quienes quizás hayan visto la película pero no se hayan atrevido con el libro, les comentaré que algunos de los momentos más importantes fueron eliminados en el film, desconozco si estos fueron recortados en la sala de montaje o si sencillamente se suprimieron cuando se escribió el guión. Les dejo aquí, uno de aquellos momentos estelares de la novela y que en sí mismo concentran la esencia del protagonista.
Quienes ya hayan visto el film, recordarán que Rob es un treintañero coleccionista de discos, pues bien en uno de los capítulos es llamado por una mujer comentándole que tiene una gran colección de discos para vender, Rob acude a la casa de la citada mujer y una vez entra en la habitación donde se encuentran todos los discos cree ver el paraíso, grandes cantidades de vinilos acumulados, todos ellos de un incalculable valor, la mujer le comenta a Rob, que le diga cuanto puede valer aquella colección, a lo que Rob responde que no tiene precio, así pues la supuesta propietaria de la colección le comenta que es suya por una cantidad insignificante de dinero, que los discos no son suyos sino de su marido, que le ha puesto los cuernos con una jovencita española y quiere malvender la colección de toda una vida para así poder vengarse. Rob no lo acepta, le pide que le regale un disco que sostenía entre las manos y decide marchar de la casa. Si intento leer la mente del protagonista podría entender que conseguir aquella importante colección de discos sin que supusiera ningún esfuerzo, no generaría la reacción química que les comentaba al principio del post. Seguramente, si ustedes también son coleccionistas de discos lo entenderán.
Por cierto, finalmente la famosa lista de canciones que Rob se pasa comentando durante la película, tampoco fue incluida en el montaje final, para aquellos que no hayan leído el libro les diré que la mejor canción para Rob era "Janice Jones" de The Clash. Espero no equivocarme, todo esto se lo cuento de memoria y hace unos pocos años que leí el libro.

2 comentarios

Sr.Ruso -

Pero si este post está mal redactado, creí que nadie entendería la historia, si puedes hazte con el libro de Hornby, además se lee de un tirón.

warsaw_79 -

La historia que has contado es preciosa!!!!
Creo que en cuestiones musicales, pensamos de forma muy parecida y me alegra, por que ya pensaba que era una bicha rara.
Cuando piensas que la música es algo más que un sonitono del móvil, o que una simple tonada de 3 minutos, es que ves las cosas de otra manera...
Qué pena que para el cine esto no me pase, jeje
Un saludo!!!