EL FANTASMA DE LA LIBERTAD
Los periodos de vacaciones tienen un grave problema y es que irremediablemente acaban por finalizar. Esta, es una evidencia que me va persiguiendo desde el primer día de júbilo vacacional, como si una vocecilla se escondiera tras la oreja y no parase de repetir -...si, si, te lo pasas bien pero el día X se acaba lo bueno. Y así me encuentro hoy, evidentemente el día X ha llegado y con él los madrugones, la sumisión jerárquica y las horas fuera de casa. Todo esto me hace recordar (es que últimamente me encuentro un poco Buñueliano) la película El ángel exterminador ¿recuerdan? Todos aquellos burgueses retenidos por una fuerza invisible dentro de una habitación, sin poder salir de allí y sin saber nadie por qué motivo. La respuesta a esa fuerza la dió Buñuel en una ocasión hablando de su película, el poder que retenía a los protagonistas no era otro que el mismo que retiene a casi cualquier individuo de hacer aquello que le plazca, ya me entienden deshacerse de horarios y demás causas que esclavizan a la persona, nada lo impide, es tan sencillo como decir ya tengo suficiente. Pero es el mismo Ángel exterminador el que planea sobre nuestras cabezas y no lo permite, de la misma manera que impedía a los protagonistas de la película poder salir de la habitación. Seguro que todos ustedes conocen del amigo de un amigo que un buen día decidió darle portazo a la esclavitud laboral y marchar a vivir perdido en la montaña o subirse a un barco y dar la vuelta al mundo con toda la familia, viviendo de lo que consiguen pescar. No hagan caso, son leyendas urbanas, el ángel exterminador nunca lo permitiría.
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