CASPA
Ya han pasado 48 horas desde que se retiró la última estatua del dictador Francisco Franco (que a partir de ahora llamaré La Bestia, para no molestarle a usted sufrido lector) que quedaba en Madrid, desgraciadamente no es la única que resta en España, aún quedan estatuas en Guadalajara, Santander y Melilla aparte de toda la parafernalia de calles y plazas que recuerdan nombres del antiguo régimen. A pesar de todo, no consigo salir de mi asombro al comprobar toda la serie de manifestaciones que surgieron a las pocas horas de ser retirada la estatua de La Bestia, todas ellas protagonizadas por acólitos del antiguo régimen, los cuales tendrían que aprender una seria lección de historia y deshacerse de intereses particulares, quizás no sería tan difícil de entender que La Bestia irrumpió de manera violenta en un proceso democrático que escogió un modelo republicano de estado para así conseguir modernizarlo y salir del modelo feudal en el que estaba anclado, evidentemente esto no gustó a más de uno, las reformas agrarias no eran del agrado de los grandes terratenientes, la pérdida de poder de la iglesia no gustó al clero y el poder que estaban consiguiendo las clases más humildes tampoco gustaba a buena parte del lobby empresarial. Así fue como se desencadenó todo, con un golpe de estado que sumió a este país en cuarenta años de atraso, caspa y hastío. No me cabe duda de que esta es la lección que deberían aprender todos aquellos que hace tan solo unas horas cantaban el cara al Sol ante los despojos de una columna que durante demasiado tiempo albergó la figura de un genocida.
2 comentarios
R. -
Sapporo -