EL TERRIBLE REVERSO DE LA MEMORIA
Estoy comprobando, que últimamente hago servir este blog como si de un Muro de las Lamentaciones se tratase, ya me entienden, como si me pusiese enfrente del susodicho muro cual judío se tratase y empezara a explicar mis penas, esperando que el eco de mi voz que regala la pared sirviese de extraña catarsis para marcharme risueño a casa, algo así es lo que últimamente estoy haciendo mientras me enfrento a la pantalla en blanco y empiezo a castigar el teclado agitando los dedos compulsivamente. Esto también me recuerda a otros tipos de catarsis más divertidos, aquellos que aparecen en las películas americanas en las que el escenario es siempre un bar vacío a intempestivas horas y un tipo, bastante cocido con los codos y la barbilla pegados a la barra de aluminio, mientras con voz lánguida y arrastrando las vocales le dice al camarero "-...Johny, Jonhy...ponme otro doble con hielo" todo mientras le explica sus penas con el trabajo o le cuenta que nadie le entiende, a lo que el barman, mientras limpia la barra con un trapo y con tono paternalista le responde "-...No Joe, ya has bebido demasiado por hoy has de marchar a casa" el resto de la escena se la pueden imaginar, siempre es la misma, vamos, un acto de catarsis cinematográfica. A lo que iba, que luego me dicen que me lío demasiado y les aburro, para que esto no se parezca en ese particular sumidero de penas hoy me propongo hablarles de las penas de los demás, que esas si que realmente dan miedo, si no tomen nota. Ayer marché a la cama después de ver un documental en el que hablaban de los misterios del cerebro. Como nexo de unión entre casos hacían servir la historia de un personaje norteamericano, que después de pasarse 18 años en coma profundo, un buen día despertó, así, sin más. Realmente no era como en las películas, que despiertan de un coma y ya pueden correr una maratón, evidentemente tantos años en coma dejaron huellas en la persona, pero comentaban que resultaba realmente milagroso que esto pudiese pasar, ya que después de cinco años en coma, el numero de posibilidades de despertarse es de tan solo un dos por ciento, un número que va reduciéndose progresivamente con cada año que pasa, por lo que los médicos no daban crédito a lo que había pasado y todos coincidían en que era un verdadero misterio. Pero el caso que más me impresionó, fue el de otro hombre, también norteamericano, que tras tener un tonto accidente automovilístico, sufrió unas pequeñas lesiones en el lóbulo frontal de su cerebro. Por lo visto en esta parte del cerebro es donde los humanos tenemos la capacidad de tener sentimientos, pues bien, esta persona, debido a las lesiones que le provocó el accidente se convirtió en alguien que no tenia sentimientos, no podía querer, era incapaz de ello, antes había sido una persona simpática, agradable y muy querida por todos, y después del accidente decía que podría matar a su mujer y no le supondría nada, se quedaría indiferente y que nada le preocupaba. Terrible oigan.
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